martes, 5 de agosto de 2014

LA FERIA


LA FERIA
PEDRO JOSÉ CABEZAS
Se me llenan el semblante y el ánimo de euforia cuando despunta el mes de agosto y una alarma interior me indica que la Feria de Villanueva de Córdoba ya está aquí con toda su parafernalia y esplendor, llenando de gozo a propios y extraños y desatando ilusiones contenidas, anhelos incontrolados y esperanzas renacidas. Es la Feria, nuestra Feria, que viene a liberarnos de la cotidiana monotonía y a trocar por sonora celebración lo que antes era fastidioso tedio.
La Feria de Villanueva de Córdoba, hay que subrayarlo, no es otra feria más de las múltiples que adornan y alborotan el panorama veraniego. Antes al contrario, a causa de la muy acentuada y particular idiosincrasia jarota, preserva una identidad genuina, unas características propias, un carisma peculiar que la hacen única, sin menoscabar los matices de que fuera revestida a través de los lustros, con el transcurso de los años, desde el antañazo del tiempo, cuando el principal objetivo de la misma eran los quisquillosos y debatidos “tratos” en los que se formalizaba la compra/venta de ganado.
La llegada del AVE (un acontecimiento de suma importancia) va a suponer, a buen seguro, un incentivo más que unir a los ya conocidos para que los jarotes residentes en otros lugares y personas foráneas se animen a trasladarse a Villanueva de Córdoba a disfrutar de sus tradicionales fiestas en honor del Patrón, San Miguel. Como ya comenté en un artículo mío publicado en el Boletín Informativo y en Cosas de Andalucía (Internet), “parece ser que para Villanueva de Córdoba soplan aires nuevos, aires de evolución, de desarrollo, de apogeo. El tren, ese medio de comunicarnos con el exterior, de salir fuera de nuestra comarca y, por ende, que lo de fuera converja también en Los Pedroches, viene a traer empuje empresarial, florecimiento en el aspecto económico y desarrollo en la dimensión social. Así es que, como antaño, habría que gritar aquello de: ¡Pasajeros al tren! del futuro y la prosperidad”.
Disfruto del paseo matinal por el Real de la Feria, impregnándome del olor a tierra recién regada y de esa calma chicha, ese compás de espera, esa placidez refrenada que se percibe después de una noche de jovial algazara, de bulliciosa algarabía, de entremezclado estruendo. Se me antoja ésta una excelente forma de identificarme con lo que me rodea, con mi tierra, con mis compases vivenciales, con mi paisaje, con mis convecinos, con mi gente.
Posteriormente, al mediodía, el regocijo se expande, se generaliza y se desborda. Las atestadas casetas presentan una fisonomía pletórica de buen humor y de afable avenencia. Es la hora del tapeo y, por consiguiente, lo más recomendable es reponer energías degustando, paladeando y disfrutando de las exquisitas delicias culinarias que nos ofrece la variada, apetitosa y suculenta gastronomía jarota, acompañadas, evidentemente, por finos y olorosos caldos de Andalucía.
La Feria implica una heterogénea gama de sensaciones difícilmente narrables, un nexo indisoluble de unión en el espacio y en el tiempo, un conjunto de impresiones y evocaciones ancestrales. Cuando se produce, pues, el reencuentro entre los jarotes residentes y ausentes, a quienes aprovecho para saludar desde estas páginas, una alegría incontenible aflora por doquier, los abrazos se prodigan acá y acullá y las emociones latentes brotan de manera diáfana, imparable y sincera.
Y ya que hacemos mención a la emociones, en nuestra Feria es imprescindible el homenaje generoso, espontáneo y leal de admiración y reconocimiento hacia nuestros mayores. No podemos olvidarnos de que ellos son los auténticos, genuinos y verdaderos portadores y transmisores de cuantas cualidades positivas atesoramos las jarotas y los jarotes. Hacia ellos, pues, nuestro altruista y perseverante reconocimiento de respeto y cariño.
Cariño sin paliativos es el que se le ha de profesar a la bellísima mujer jarota. Compruebo con complacencia que, a cada día que pasa, más mujeres de nuestra villa se agregan a la vida laboral, alternándola con las ocupaciones domésticas, lo cual les supone un doble esfuerzo. La mujer jarota es poseedora de una belleza singular, de un encanto distintivo, de una aureola especial, que, pienso yo, las ensalza y valoriza, sin dejar de señalar, como se indica más arriba, la competencia y profesionalidad con que ejercen cualquier cargo que requiera una mediana o alta exigencia.
Por supuesto, no me olvido de la juventud. Esa sana, cordial y loable juventud/divino tesoro, en la que tan fundamentadas y numerosas ilusiones confluyen en pos de que Villanueva de Córdoba sea un pueblo cada vez más libre, docto y digno. De sus proyectos y ambiciones depende el futuro jarote.
Al alcalde, Francisco Javier Arenas Vacas, y a su equipo de gobierno les deseo con completa sinceridad que las directrices políticas marcadas desemboquen en una serie de aciertos tendentes a que el progreso, el auge y el crecimiento en las diversas facetas se vean incrementados positivamente en un pueblo tan descollante y de una tradición histórica, cultural y literaria tan resaltada como lo es Villanueva de Córdoba.
No dejo en el tintero mi veraz gratitud a las fuerzas de orden público, tanto Policía Municipal como Guardia Civil, que posibilitan, con su encomiable y abnegada labor, que un acontecimiento de estas particularidades discurra por los normales derroteros de buena consonancia y distensión que siempre son deseables para una correcta convivencia festiva.
La Feria, escribámoslo sin circunloquios, es un grandioso conglomerado de vivencias mágicas, una colectiva expresión de optimismo, un estallido desbordante de júbilo que se apoderan de nosotros y nos dulcifican interiormente. Hagamos votos, por consiguiente, encaminados a que el Patrón, San Miguel Arcángel, en cuyo honor celebramos este lúdico evento, apoyado por la inmensa bondad de nuestra Patrona, la Virgen de Luna, permitan que el risueño divertimento, el saludable alborozo y las buenas sensaciones esbocen un panorama repleto de total cordialidad en el bullicioso recinto del Real y sirvan de acicate, aliciente y estímulo para que reine una absoluta armonía entre los que por estos días calurosos de agosto disfrutamos de las magníficas propuestas de ocio que nos ofrece este maravilloso pueblo llamado Villanueva de Córdoba.

5 comentarios:

Grraciela Sanchez dijo...

HERMOSO RELATO. ¡¡¡¡¡ME ENCANTÓÓÓÓÓÓÓ!!!!!!

gracielncheza sa dijo...

Me encantóóóóóóóó. Muyyyyyyyyyyyy lindooooooooooooo

graciela sanchez dijo...

Me encantóóóóóóó´. Muyyyyyyyyyyyy lindo

graciela sanchez dijo...

Me encantóóóóóóó´. Muyyyyyyyyyyyy lindo

graciela sanchez dijo...

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