LA FERIA
PEDRO JOSÉ CABEZAS
Se me llenan el
semblante y el ánimo de euforia cuando despunta el mes de agosto y
una alarma interior me indica que la Feria de Villanueva de Córdoba
ya está aquí con toda su parafernalia y esplendor, llenando de gozo
a propios y extraños y desatando ilusiones contenidas, anhelos
incontrolados y esperanzas renacidas. Es la Feria, nuestra Feria, que
viene a liberarnos de la cotidiana monotonía y a trocar por sonora
celebración lo que antes era fastidioso tedio.
La Feria de
Villanueva de Córdoba, hay que subrayarlo, no es otra feria más de
las múltiples que adornan y alborotan el panorama veraniego. Antes
al contrario, a causa de la muy acentuada y particular idiosincrasia
jarota, preserva una identidad genuina, unas características
propias, un carisma peculiar que la hacen única, sin menoscabar los
matices de que fuera revestida a través de los lustros, con el
transcurso de los años, desde el antañazo del tiempo, cuando el
principal objetivo de la misma eran los quisquillosos y debatidos
“tratos” en los que se formalizaba la compra/venta de ganado.
La llegada del AVE
(un acontecimiento de suma importancia) va a suponer, a buen seguro,
un incentivo más que unir a los ya conocidos para que los jarotes
residentes en otros lugares y personas foráneas se animen a
trasladarse a Villanueva de Córdoba a disfrutar de sus tradicionales
fiestas en honor del Patrón, San Miguel. Como ya comenté en un
artículo mío publicado en el Boletín Informativo y en Cosas de
Andalucía (Internet), “parece ser que para Villanueva de Córdoba
soplan aires nuevos, aires de evolución, de desarrollo, de apogeo.
El tren, ese medio de comunicarnos con el exterior, de salir fuera de
nuestra comarca y, por ende, que lo de fuera converja también en Los
Pedroches, viene a traer empuje empresarial, florecimiento en el
aspecto económico y desarrollo en la dimensión social. Así es que,
como antaño, habría que gritar aquello de: ¡Pasajeros al tren! del
futuro y la prosperidad”.
Disfruto del paseo
matinal por el Real de la Feria, impregnándome del olor a tierra
recién regada y de esa calma chicha, ese compás de espera, esa
placidez refrenada que se percibe después de una noche de jovial
algazara, de bulliciosa algarabía, de entremezclado estruendo. Se me
antoja ésta una excelente forma de identificarme con lo que me
rodea, con mi tierra, con mis compases vivenciales, con mi paisaje,
con mis convecinos, con mi gente.
Posteriormente, al
mediodía, el regocijo se expande, se generaliza y se desborda. Las
atestadas casetas presentan una fisonomía pletórica de buen humor y
de afable avenencia. Es la hora del tapeo y, por consiguiente, lo más
recomendable es reponer energías degustando, paladeando y
disfrutando de las exquisitas delicias culinarias que nos ofrece la
variada, apetitosa y suculenta gastronomía jarota, acompañadas,
evidentemente, por finos y olorosos caldos de Andalucía.
La Feria implica
una heterogénea gama de sensaciones difícilmente narrables, un nexo
indisoluble de unión en el espacio y en el tiempo, un conjunto de
impresiones y evocaciones ancestrales. Cuando se produce, pues, el
reencuentro entre los jarotes residentes y ausentes, a quienes
aprovecho para saludar desde estas páginas, una alegría
incontenible aflora por doquier, los abrazos se prodigan acá y
acullá y las emociones latentes brotan de manera diáfana, imparable
y sincera.
Y ya que hacemos
mención a la emociones, en nuestra Feria es imprescindible el
homenaje generoso, espontáneo y leal de admiración y reconocimiento
hacia nuestros mayores. No podemos olvidarnos de que ellos son los
auténticos, genuinos y verdaderos portadores y transmisores de
cuantas cualidades positivas atesoramos las jarotas y los jarotes.
Hacia ellos, pues, nuestro altruista y perseverante reconocimiento de
respeto y cariño.
Cariño sin
paliativos es el que se le ha de profesar a la bellísima mujer
jarota. Compruebo con complacencia que, a cada día que pasa, más
mujeres de nuestra villa se agregan a la vida laboral, alternándola
con las ocupaciones domésticas, lo cual les supone un doble
esfuerzo. La mujer jarota es poseedora de una belleza singular, de un
encanto distintivo, de una aureola especial, que, pienso yo, las
ensalza y valoriza, sin dejar de señalar, como se indica más
arriba, la competencia y profesionalidad con que ejercen cualquier
cargo que requiera una mediana o alta exigencia.
Por supuesto, no
me olvido de la juventud. Esa sana, cordial y loable juventud/divino
tesoro, en la que tan fundamentadas y numerosas ilusiones confluyen
en pos de que Villanueva de Córdoba sea un pueblo cada vez más
libre, docto y digno. De sus proyectos y ambiciones depende el futuro
jarote.
Al alcalde,
Francisco Javier Arenas Vacas, y a su equipo de gobierno les deseo
con completa sinceridad que las directrices políticas marcadas
desemboquen en una serie de aciertos tendentes a que el progreso, el
auge y el crecimiento en las diversas facetas se vean incrementados
positivamente en un pueblo tan descollante y de una tradición
histórica, cultural y literaria tan resaltada como lo es Villanueva
de Córdoba.
No dejo en el
tintero mi veraz gratitud a las fuerzas de orden público, tanto
Policía Municipal como Guardia Civil, que posibilitan, con su
encomiable y abnegada labor, que un acontecimiento de estas
particularidades discurra por los normales derroteros de buena
consonancia y distensión que siempre son deseables para una correcta
convivencia festiva.
La Feria,
escribámoslo sin circunloquios, es un grandioso conglomerado de
vivencias mágicas, una colectiva expresión de optimismo, un
estallido desbordante de júbilo que se apoderan de nosotros y nos
dulcifican interiormente. Hagamos votos, por consiguiente,
encaminados a que el Patrón, San Miguel Arcángel, en cuyo honor
celebramos este lúdico evento, apoyado por la inmensa bondad de
nuestra Patrona, la Virgen de Luna, permitan que el risueño
divertimento, el saludable alborozo y las buenas sensaciones esbocen
un panorama repleto de total cordialidad en el bullicioso recinto del
Real y sirvan de acicate, aliciente y estímulo para que reine una
absoluta armonía entre los que por estos días calurosos de agosto
disfrutamos de las magníficas propuestas de ocio que nos ofrece este
maravilloso pueblo llamado Villanueva de Córdoba.
5 comentarios:
HERMOSO RELATO. ¡¡¡¡¡ME ENCANTÓÓÓÓÓÓÓ!!!!!!
Me encantóóóóóóóó. Muyyyyyyyyyyyy lindooooooooooooo
Me encantóóóóóóó´. Muyyyyyyyyyyyy lindo
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